miércoles, 15 de febrero de 2012

EL VUELO DE LA LUCIÉRNAGA. Cartas a mi madre

Lágrimas.   Julia Gómez Lasheras Abril del 2010

Después del largo camino que supone
el aprendizaje de la pérdida,
nuestras lágrimas se han transformado en eslabones de madurez,crecimiento y serenidad.
Cuando hemos llegado a nuestra última parada
de un largo viaje de incierto final,
tras haber elaborado el duelo por los ausentes,
dejamos atrás
la incertidumbre, la soledad, la rabia y la ira,
transformándonos en seres luminosos,
porque hemos recibido el regalo y la oportunidad
de poder seguir creciendo como personas,
desprendiéndonos de lo superfluo y trivial,
aprendiendo a valorar la transcendencia de lo vivido
al ser conscientes de nuestra efímera existencia
y cada palabra, cada gesto compartido con nuestros seres queridos
son un regalo de la Vida.
No importa qué ocurrirá mañana,
hoy celebramos que estamos vivos
y podemos tener la oportunidad de manifestar a nuestros seres queridos
lo mucho que nos importan.
Si somos capaces de vivir cada instante, cada experiencia como un regalo ,
nuestra vida y la de los demás será más plena,
y seremos capaces de aportar instantes irrepetibles
a quienes nos ayudan a caminar desde la humildad, el amor, la aceptación y el respeto,
y sobre todo,
aceptar la enfermedad , el deterioro y la muerte, como un proceso de crecimiento,
dándole nuestro amor a aquellos que nos necesitan para iniciar su tránsito vital.